Mucho se está hablando de las Sicavs abocadas a su disolución tras el cambio de normativa. Cito noticia de El Economista: Un 45% de las 2.410 sociedades de inversión de capital variable (sicavs) que hay en España están abocadas a ir a la disolución como única vía para cumplir la futura normativa sobre estos vehículos de inversión, dado que disponen de un patrimonio inferior a los 5 millones de euros, el volumen que los expertos consideran como óptimo para buscar otra alternativa más personalizada.
Más que entrar en cuestiones legales y regímenes transitorios, que eso es capítulo aparte, me gustaría incidir en las alternativas de gestión posterior que tendrán esas familias.
Una vez tomada la decisión de disolver una Sicav o reconvertirla, que no es baladí, surge también una oportunidad única para buscar otras alternativas de gestión. Será el momento de analizar y decidir quién les va a asesorar y acompañar en esta nueva etapa, que no necesariamente tiene que ser el mismo gestor o entidad que les gestionaba la Sicav.
La tipología de cliente de Sicavs de ese tamaño son personas con altos patrimonios que están acostumbrados, por un lado, a tener un trato muy personalizado y exclusivo, y por otro, a invertir como grupo familiar o con otros co-inversores. Una vez disuelta, exigirán esa misma dedicación y, además, tendrán una mayor capacidad de decisión sobre en qué activos invertir y qué riesgo asumir, sin depender del resto de accionistas. Para ello es fundamental contar con un buen asesor independiente que no tenga conflicto de interés. Por otro lado, son familias que están acostumbradas a un trato como cliente institucional y muchos pasarán a ser clientes de banca privada, por lo que empezarán a oír conceptos con los que a lo mejor no están tan familiarizados: fondos clase institucional, clase retail, clases limpias, retrocesiones, cobro implícito o explícito, asesoramiento independiente o dependiente, etc. En ese momento, tendrán que plantearse qué tipo de servicio quieren contratar, con qué entidad y analizar las ventajas e inconvenientes de cada modelo, que no todas las entidades ofrecen lo mismo.
Es aquí donde entidades que ofrecen servicio de asesoramiento financiero independiente tiene ventajas frente a competidores de la banca tradicional. La capacidad de adaptación a las necesidades concretas de los clientes es fundamental para poder ofrecer un buen servicio de asesoramiento. Un asesor financiero independiente, buscará siempre los mejores productos del mercado para su cliente, siempre guiado por los objetivos financieros, riesgo, y horizonte temporal de cada cliente o familia particular. Cobrará por el servicio de forma explícita, por lo que el cliente siempre sabrá lo que paga en cada momento y podrá valorar si el precio pagado se ajusta al servicio recibido. Este binomio precio-servicio, que parece muy obvio en cualquier mercado, a veces no es tan fácil de valorar ni percibir en el sector financiero.
En cuanto al universo de inversión, las carteras de estas Sicavs generalmente invierten mucho en acciones y bonos de forma directa y algo en fondos de inversión, pero ahora tendrán que analizar no solo con qué activo construir las carteras, sino qué será más eficiente, tanto desde el punto de vista fiscal como de costes. También hay que tener en cuenta que, en la gestión del patrimonio, pueden entrar en juego otro tipo de activos menos líquidos, como private equity, venture capital, deuda privada, etc. siempre que aporten rentabilidad, diversificación de riesgo y no comprometan en exceso la liquidez del patrimonio. Es por esto por lo que es importante que el asesor en cuestión tenga la capacidad y el equipo para poder ofrecer un servicio de asesoramiento global y no únicamente un servicio de gestión delegada de carteras.
Leticia Silva Allende.