Oct 18, 2021

¿Por qué todo el mundo ahora habla de la inflación?

Pues sencillamente porque cada vez tenemos más difícil preservar nuestro poder adquisitivo. Porque de cumplirse todas las previsiones económicas, con los mismos ingresos, tendremos menor capacidad de compra.

Todo el sector financiero está hablando de lo mismo, del concepto de inflación como principal riesgo a una caída de los mercados. Nos llegan multitud de informes de las principales casas de análisis y justo la semana pasada el BCE cambió su discurso en esta materia.

Pero el inversor final, ¿de verdad tiene en cuenta la inflación para invertir o es un concepto que se le escapa y que la mayoría oyen hablar pero no actúa para combatirlo? Seamos claros, la inflación es ese monstruo invisible que se come nuestros ahorros año tras año (algo parecido a los impuestos) y que en muchas ocasiones, ni nos damos cuenta.

Entrando en una definición un poco más seria de lo que es la inflación, el término está relacionado con un aumento de los precios de la mayor parte de los bienes y servicios que compramos en una economía. En Europa, hablamos de dos tipos de inflación, la subyacente que excluye los precios de la energía (fundamentalmente petróleo) basándose en los bienes que forman la cesta de la compra y la inflación a secas que incluye todo.

Es tarea de los bancos centrales el controlarla y el vigilarla y recientemente el BCE cambiaba su discurso de política monetaria dando lugar a mayores estímulos siendo más flexible en la monitorización de la inflación. Antes tenía el umbral de una inflación en el 2% para actuar y ahora quiere dar más flexibilidad y se va a permitir no subir tipos de interés ni relajar las medidas de estímulo aunque supere dicho umbral. En otras palabras, tenemos tipos bajos para rato (eso ya lo sabíamos) pero ahora incluso se puede dar la circunstancia que se mantengan muy bajos con inflaciones más altas de lo habitual.

Pongamos números; si el Euribor 12 meses está en negativo (-0,48%) y seguirá así durante mucho tiempo y la inflación ya ni siquiera tiene el tope del 2%, o tomo medidas con mis ahorros para convertir esos tipos reales negativos en rendimientos reales para mi patrimonio o viene el monstruo… Pero ¿es esta situación nueva?  Pues la verdad es que no, miren este gráfico que compara la inflación subyacente (sin los precios de la energía) y la tasa libre de riesgo (Euribor 12 meses):

Los que no invirtieron en Lehman, benditos años 2005-2008, donde el banco me daba un depósito o simplemente me podía comprar una letra del tesoro con una rentabilidad del 5% aproximadamente con una inflación del 2% (tipo real del +3%). Para un asesor financiero independiente, esa época debió ser muy sencilla. Pero miren el otro lado de la moneda, desde 2012 (crisis de gobiernos) año tras año, el tipo real del inversor ha sido negativo, con una inflación rondado el +1% (todos los años, los precios de la cesta de la compra de manera generalizada te suben un 1%) y con los tipos sin riesgo con una línea descendente hasta el -0,48% que nos encontramos actualmente. Esto significa que, si no quieres que el monstruo invisible te coma parte de tu dinero, tienes que obtener a tus inversiones como mínimo un 1% de rentabilidad además sabiendo que los activos que no tienen riesgo alguno te restan un -0,48%.

Pero aquí no acaba la cosa, ¿acaso no todo el mundo consume gas, electricidad y gasolina todos los días? pues miren el mismo gráfico con la inflación incluyendo dichas subidas de precios:

La línea blanca de la inflación es mucho más volátil pero el gráfico, bajo mi punto de vista es casi más preocupante que el anterior, ya que en 2008 no había prácticamente tipos reales positivos y en los últimos 10 años, aunque con una volatilidad mucho mayor, tampoco, situándose la inflación europea en la actualidad en el casi 2% y subiendo (correcto, umbral que ahora el BCE se permite flexibilizar para no subir los tipos de interés antes de la cuenta).

Preservar el capital no es obtener rentabilidad positiva todos los años, es superar la inflación (pongámosla del 2%) y los impuestos (desgraciadamente cada día mayores). El monstruo seguirá comiendo y los tipos sin riesgo seguirán en negativo durante mucho tiempo así que la solución que le queda es confiar la gestión de su patrimonio en asesores independientes que le puedan recomendar dónde invertir sin ningún tipo de conflicto de interés para conseguir dichos objetivos. Hay muchos profesionales muy buenos en mercado, pero con ausencia total de conflicto de interés, sólo conocemos Diaphanum.

Jaime del Palacio Tornos.

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