Da igual el tipo de inversor que seas, las inversiones ilíquidas que invierten en economía real tienen que ser ya, sí o sí, un elemento a incluir en cualquier tipo de cartera de inversión. Definamos cuánto puedes destinar de tu patrimonio a productos ilíquidos y dejemos que esa prima de iliquidez haga su magia con el transcurso del tiempo.
La parte de gestión alternativa (líquida o ilíquida) de una cartera financiera, siempre se ha dicho que ha de ser la que descorrelacione del resto de la cartera y la que optimice la famosa frontera eficiente (curva que relaciona rentabilidad con volatilidad a un periodo determinado de tiempo). Para ello, dependiendo del momento de mercado y lo que dictara el marketing de los distribuidores de la época correspondiente, se recomendaba invertir en hedge funds, fondos VAR, market neutral, even driven, materias primas, inmobiliario, etc… dejando un poco de lado (o por lo menos eso siempre me ha parecido a mi) la inversión en activos ilíquidos a largo plazo, como si dicha inversión sólo fuera para los grandes inversores institucionales o endowments. Seguramente que con razón, esto es (o ha sido así mejor dicho) por una combinación de una regulación excesiva que no fomentaba la inversión, una búsqueda de eficiencia en el levantamiento de capital por parte del generador del producto (estableciendo elevados tickets de entrada) o simplemente por una falta de interés por parte del distribuidor del producto más centrado en hacer cuenta de resultados a través de otras líneas de negocio (intermediación bancaria con tipos altos) u otros productos que le interesaban más (estructurados, colocaciones de algún tipo, etc…).
Actualmente, esto está cambiando radicalmente: 1) desde las autoridades se está fomentando la inversión en economía real autorizando tickets más pequeños de entrada (desde Europa con la creación de los vehículos ELTIF, European Long Term Investment Fund y desde España concretamente con el proyecto de ley de creación y crecimiento de empresas que flexibiliza el régimen para la inversión no profesional en entidades de capital riesgo), 2) los distribuidores ven que es un apartado donde pueden generar comisiones adicionales que compensan en parte los menores ingresos derivados de otras áreas y 3) los creadores de producto llevan ya tiempo en un entorno de tipos muy bajos que les facilita encontrar oportunidades de inversión.
Desde Diaphanum estamos viendo que nos estamos yendo al otro lado del péndulo y vemos muy positivo toda la oferta de producto que se está creando; fondos inmobiliarios (logística, residencial, hoteles, etc), vehículos de infraestructuras (renovables, torres de comunicación, etc…), deuda ilíquida (mezzanine, senior loans, etc), fondos de fondos, secundarios, formato Unit Link, ELTIF, venture capital, megatendencias, gestoras grandes y globales, más pequeñas y con un enfoque más local, coinversiones, proyectos empresariales de clientes que necesitan un apoyo financiero, etc, etc, etc…
El trabajo que hay por delante es muy alentador con una muy buena oferta de producto y donde el asesoramiento independiente es igual o más importante que en el de la industria de fondos líquidos, más tradicionales. Según Neuberger Berman (sexta casa del mundo en la gestión de private equity) la TIR en los últimos 20 años de los fondos de private equity globales del primer cuartil (25% mejores) es del 25.9% mientras que la media de toda la categoría es del 13.3%. Dicho de otra manera, en el universo de los activos ilíquidos es muy importante la selección de producto ya que el diferencial entre la media y los mejores, al menos en los últimos 20 años, marca mucho la diferencia (un 12,6% anual). Eso mismo extrapolado a la industria de activos cotizados (líquidos) no creo que suponga más de un 3%-5% de diferencia.
La parte buena del gráfico también indica que la media de los fondos de capital riesgo baten en líneas generales el comportamiento de los mercados cotizados (MSCI World).
Queriendo invertir en ilíquidos y sabiendo que hay mucha dispersión entre el producto bueno y la media, ¿a través de qué plataforma acometo las inversiones? ¿Cómo se si el producto es de los mejores o no? ¿Qué conflicto de interés puede haber cuando el distribuidor me plantea una inversión de estas características? ¿Cuánto invierto? Teniendo en cuenta que en España, de momento, no hay una plataforma que te ayude en la comercialización de estas inversiones y que la venta desde los distintos agentes de la banca privada se centra en el producto que va teniendo “en stock” pareciéndose más a campañas de colocación que a un asesoramiento más puro, pensamos que desde Diaphanum podemos ofrecer un muy buen servicio.
Definamos con el cliente un presupuesto de inversiones ilíquidas acorde a su perfil de riesgo y a sus necesidades de liquidez en el corto plazo y posteriormente presentémosle una cartera de ilíquidos bien diversificada tanto geográficamente, como por añadas, como por riesgo o como por tipología de activos. ¿No dedicamos mucho tiempo a explicar al inversor las bondades de la diversificación en la parte líquida? Hagamos lo mismo con la parte de gestión alternativa ilíquida. Con un presupuesto, una estrategia y unas añadas definidas con tu cliente (en definitiva, una “hoja de ruta”) el inversor sabrá lo que necesita y podrá desechar rápidamente lo que no necesita ni le conviene para su patrimonio. Desde Diaphanum ayudamos a establecer esa hoja de ruta tan necesaria y a seleccionar esos fondos ilíquidos que en los próximos 20 años marquen la diferencia con la media del sector.
Jaime del Palacio Tornos